clean energie

Entitats sòcies




Titular notícies

Barcelona, la energía y el gobierno municipal

Dimecres 7 Setembre 2016

Con el título "Barcelona, la energía y el gobierno municipal", Pep Puig publica un nuevo artículo en el blog 'Patas arriba' de Energías Renovables

Barcelona, ​​la energía y el gobierno municipal
 
El Ayuntamiento de Barcelona anunció que presentaría en el Plenario del Consejo Municipal del 22 de julio una Medida de Gobierno que planteaba una hoja de ruta para liderar la transición hacia la soberanía energética de la ciudad, basada en el aumento de la generación energética renovable local, la reducción del consumo de energía, el uso racional de la energía y la garantía de suministro. En la nota de prensa repartida se dice que el Ayuntamiento apuesta por recuperar la idea de servicio público asociado a la energía y democratizarla. A estas alturas la medida debe estar plenamente en vigor, pues debía haber sido aprobada en el plenario municipal de finales de julio.
 
¡Lo más sorprendente de todo es que parece que todo ello se quiere hacer con la creación de una simple empresa municipal de comercialización de electricidad!. Si no estoy equivocado, en España hay más de 300 entidades que comercializan energía eléctrica y algunas de ellas lo hacen garantizando que la electricidad, que se compra en el mercado mayorista y se vende en el mercado minorista, tiene origen en instalaciones de energía renovable (por medio de los llamados certificados de garantía de origen).
 
Yo me pregunto, ¿qué sentido tiene que una ciudad con el potencial político que tiene la ciudad de Barcelona, ​​dedique recursos humanos y materiales, además de económicos, a realizar una actividad que ya hacen un montón de empresas privadas?
 
Yo siempre he entendido que Barcelona debería proponerse ser líder en generación con energías renovables. Realizar tareas de comercialización, aunque sea de electricidad 'verde', no aporta ningún tipo de liderazgo a la ciudad de Barcelona. Además, la actividad de comercialización, debido a los reducidos márgenes que tiene, tampoco puede aportar los recursos necesarios para hacer frente a la lacra 'moderna' de la precariedad energética.
 
Para abrir la puerta a la captación, transformación y uso de la energía que nos rodea no creo que ayude el hecho de que un municipio como el de Barcelona, ​​se dedique a la compra y venta de electricidad siguiendo las normas del mercado eléctrico.
 
La medida de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona no aborda el problema básico del sistema eléctrico: la distribución de la energía eléctrica. En mi opinión este es el punto clave para desbloquear las renovables distribuidas, pues en la distribución hay un claro abuso de poder por parte de empresas que actúan como un oligopolio. Para superar la restrictiva normativa estatal referente a la captación de la energía solar y su uso directo, es clave que la red de distribución deje de estar al servicio de los oligopolios y se ponga al servicio de la ciudadanía, se convierta en un servicio público. Barcelona, ​​si quisiera, podría hacer frente a los oligopolios y al gobierno central que les da cobertura.
 
Hace tiempo escribí sobre la cuestión de la propiedad de las redes de distribución: "Un elemento clave para romper esta situación de abuso de poder es la ‘lucha social’ para que las redes de distribución pasan a estar en el servicio de la sociedad y dejen de ser propiedad de empresas de grupos oligopolísticos, pasando a ser de titularidad pública, que no significa que sean propiedad del Estado.”
 
Si Barcelona realmente quiere liderar, hoy, algo en energía, en España, en Europa y en el mundo (a nivel europeo y mundial hay muchos municipios que nos han adelantado desde hace tiempo), y quiere ayudar a hacer cambiar las cosas, debería plantearse, en mi opinión, cosas bastante más atrevidas que crear una comercializadora de electricidad. Una ciudad como Barcelona tiene suficiente fuerza política para hacerlo, siempre que el gobierno municipal quiera hacer política con mayúsculas. Si, ¡POLÍTICA!.
 
El ayuntamiento de Barcelona ya dispone de una cierta red eléctrica en la ciudad: la del alumbrado público. Con imaginación esta red se podría transformar y utilizar para absorber los excedentes de la captación solar FV ciudadana no empleados in-situ, para alimentar edificios municipales, comprando directamente a los generadores, sin pasar por ningún mercado ni por ninguna red de los oligopolios.
 
Podría, además, reclamar la titularidad de la red de distribución y poner en marcha una batalla (con la complicidad de los movimientos sociales ciudadanos) para obtenerla, que no quiere decir que tenga que ser el Ayuntamiento de Barcelona quien gestione la red, pues esta gestión se podría otorgar en concesión (como se hace en muchos países de nuestro entorno), a alguna entidad que no tuviera nada que ver ni con la generación ni con la comercialización, garantizando así la neutralidad de la red de distribución, lo que permitiría la introducción masiva de renovables distribuidas, en beneficio de la ciudadanía. Con ello, el Ayuntamiento de Barcelona haría frente al abuso de poder de los oligopolios eléctricos, lo que forzaría al oligopolio eléctrico dominante en Barcelona a tener que negociar. Entonces el Ayuntamiento de Barcelona ¡tendría la sartén por el mango! Lo que nunca tendrá limitándose a hacer una simple comercializadora de electricidad.
 
Podría hacer posible que las familias que sufren una situación de precariedad energética pudieran disponer de instalaciones solares fotovoltaicas y térmicas, para cubrir sus necesidades básicas de energía, a la vez que hiciera posible la mejora de las condiciones térmicas de habitabilidad del lugar donde viven.
 
Podría poner en todos los edificios municipales generación solar de electricidad (y agua caliente solar, en los casos que se necesite). Podría poner a todas las instalaciones deportivas municipales de la ciudad agua caliente solar y facilitar que las instalaciones no municipales también puedan disponer de ella.
 
Podría poner facilidades para que las viviendas existentes en la ciudad dispongan de instalaciones solares térmicas, pues todas usan agua caliente, calentada a partir de la quema de gas fósil. Desde que se adoptó la ordenanza solar para los nuevos edificios, en 1999, nada se ha hecho para posibilitar este tipo de instalaciones en los edificios existentes. Mientras tanto se importa gas y se lo hace quemar para calentar agua (!), emitiendo gases de efecto invernadero (fugas de metano a lo largo de la cadena que va desde la extracción al uso final y emisiones de dióxido de carbono producto de la combustión).
 
Podría promover y facilitar (a partir de ordenanzas) la cogeneración de calor y electricidad (de elevada eficiencia) en los barrios de la ciudad (con gas fósil y/o con biogás producido por la digestión anaerobia in-situ del conjunto de residuos orgánicos que los bloques de viviendas producen).
 
Podría participar en proyectos ciudadanos y cooperativos de generación de electricidad y calor con tecnologías renovables, . . . . . etc. etc.
 
Si se desea que la ciudad de Barcelona disponga algún día de una estructura que se parezca a las que existen en muchos lugares de Europa y América del Norte ("Stadwerke", "Municipal Utility District", "Regie", etc.), tendrá que hacer mucho más que la simple creación de una comercializadora de electricidad.
 
Si se quiere que Barcelona deje atrás su tradicional 'política' de hacer pomposas declaraciones, para disimular su inoperancia en el campo de la energía, tendrá que hacer mucho más que la medida de gobierno adoptada a finales de julio.
 
Las fuerzas políticas que gobiernan la ciudad deberán poner mucha imaginación y creatividad en la política de energía que se quiera llevar a cabo. Además, deberán haber ayudado a construir amplias coaliciones ciudadanas que agrupen todas aquellas fuerzas sociales que batallan, desde hace tiempo, por un sistema energético, limpio, eficiente y justo en el camino hacia el 100% renovable.
 
Pep Puig i Boix
 

Més sobre...: Barcelona , energía , soberanía
Últimes Notícies